lunes, 13 de enero de 2014

Reflexionando del 1 al 10 por FRO

Reflexionando del uno al diez. Por Fernando Rodríguez Ochoa. En la época de esplendor del Imperio Romano, sus ingenieros lograron hacer grandes descubrimientos e inventos. Lograron tener, por ejemplo, un excelente concreto para sus construcciones, máquinas de vapor (aunque rudimentarias) y grandes avances en materia de metalurgia, con lo que estuvieron muy cerca de inventar la locomotora. ¿Se imaginan a los romanos con una red ferroviaria que comunicara a todas sus provincias llevando materiales, armas, mercancías, alimentos, transportando ejércitos? Nuestra civilización actual estaría mil años por delante de lo que está ahora, por lo menos tecnológicamente hablando. Una de sus taras culturales que en alguna medida evitó alcanzar ese nivel de tecnología, fue indudablemente su numeración. Sí, sus números I, II, III, IV, V… X, L, C, D, M etc. Obstaculizaron a sus ingenieros y arquitectos para avanzar tal como lo hubieran hecho con la numeración arábiga, o mejor dicho, indoarábiga. ¿Ha intentado alguien hacer una suma, resta, multiplicación o división (operaciones aritméticas básicas) sólo con números romanos? Por supuesto que es posible pero con muchísima dificultad. Alguien inténtelo desarrollando un método o investigando algún algoritmo que seguramente ya existe y que me diga cómo fue su experiencia ¿y que tal hacer operaciones trigonométricas o cálculos con geometría analítica que seguramente se hicieron al diseñar la cúpula del Panteón en Roma utilizando sus números? Como para arrancarse los cabellos. ¿O no? La numeración actual que es decimal y posicional con el concepto del cero intermedio, ha sido probablemente uno de los mayores avances intelectuales en la cultura occidental, aunque no desarrollada por ella misma, sino por adopción originaria de la cultura árabe, inda y china. Me atrevería a decir que esa adopción es un hecho de mayor relevancia e influencia aún que el desarrollo de la tecnología electrónico/digital. Sin duda todos nuestros avances tecnológicos se deben en gran medida (sin estar exagerando) a la base que representa el impulso de la matemática hoy poderosamente armada con la numeración indoarábiga, facilitando desmesuradamente los cálculos matemáticos necesarísimos para cualquier científico, ingeniero o arquitecto. Por increíble que parezca, en la civilización occidental se extendió esta numeración de manera homogénea con el invento de la imprenta apenas en el año 1450, pleno siglo XV (irónicamente usando números romanos) y en Rusia hasta 1700. Consultar: http://es.wikipedia.org/wiki/N%C3%BAmeros_ar%C3%A1bigos

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